20 sept 2014

Bendiciendo y agradeciendo.

Acabo de darme cuenta de que han pasado 22 años desde la tarde aquella en la que sellé un compromiso de hermana: pasé de ser tía a madrina y desde ese día fui: tía-madrina.

Nunca he sido más generosa en obsequios materiales mas que en cariño y enseñanzas. He procurado desde ese día ser ejemplo de alguna manera; intentar siempre un aporte positivo a la vida de esa pequeña que de alguna manera me hacía ser una gente responsable.

En casa soy la tía fuerte, la que da cariño, la que compra el helado y los chocolates, la que te lleva a pasear; pero también la que habla fuerte cuando hace falta. No me ha temblado el pulso para hacer llamados de atención cuando he sentido que es necesario. Eso si, siempre desde el amor, un amor inmenso que me enseñó a crecer. Desde el principio he pensado que con el compromiso debe ir la acción.

Nuestras vidas están unidas desde el respeto y el cariño. Me he sentido honrada cada vez que has venido a mi pidiendo consejo y prestando atención a mis palabras. No he sido yo, muy probablemente un ejemplo de vida; me he equivocado mucho, más de lo que quisiera llevar en mi bitácora, pero no podría arrepentirme de las enseñanzas que me han quedado. Y saber que a pesar de mis desatinos sea la persona a quien le pides el consejo me llena el corazón de alegría, emoción y compromiso.

Mi niña, has crecido mucho, eres mas grande que yo; y después de 22 años sigue presente ese tono dulce y cariñoso de respeto, esa manera de mirarme como si yo supiera mucho cuando apenas estoy aprendiendo a vivir mis días.
Mi niña, me has regalado un tesoro, un tesoro que nació de ti y que me llama "tía Aby mi amor". Ese tesoro me mira con una sonrisa de arequipe  y me dice que me quiere mientras aprende a hablar... y ahora,  mi niña,  me dices que quieres que tu tesoro crezca bajo mi brazo de tía-madrina al mejor estilo de una mamá-gallina moderna. Me dices que confías en mi para hacer ese compromiso de amor y yo he aceptado con el corazón hinchado de alegrías.
Pero, no te bastó,  no te has quedado con eso, porque eres tan bárbara en tu cariño y yo tan pequeña en el merecer que vienes a mi a pedir mi bendición al momento de sellar el inicio de tu nueva vida en compañía de tu amor, del amor con el que quieres emprender el futuro y me toca ahora bendecir ese futuro.

Estoy abrumada, siento que soy pequeña para tanto cariño y tanta bonita fe. Me siento inmensamente afortunada de tener el privilegio de ser querida al punto de que mi bendición y mi palabra sea "necesaria" para que esa mujer hermosa a la que le preparaba los Toddys frapé tarde en la noche cuando llegaba de visita, esa que todos dicen parece más mía que de su madre, esa que me convence de cualquier locura con una mirada de ángel y que me enloquece con su intensidad; para que esa - tu, mi niña- inicies tu camino al futuro.

Yo, que soy una persona agradecida en la vida, me quedo sin palabras, me quedo en el abrazo y saco mi pañuelo cuando recuerdo que tu me quieres como yo a ti.

Gracias.

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