9 mar 2016

Respuestas

Que difícil vivir en este país y mantenerse cuerdo. A ratos creo que perdí el sentido de todo, que mi capacidad de ser una persona racional no me alcanza para las horas de angustia, rabia o tristeza que me ha tocado vivir en mi país.

Que fastidio tan grande me da ver cada día a políticos "arrechos", alzando la voz, diciéndole las verdades a los otros en su cara porque ahora si se puede.
Que angustia me da no escuchar a gente que hable con la voz baja, haciendo, no diciendo. Son tan pocas que no alcanzan a hacer bulla. Busco a esos que entienden lo que significa la palabra EMPATÍA, y la sienten, y la practican.

Soy militante, no de un partido, sino de la política como tal. Un buen día descubrí que mi pasión por las cosas correctas y bien hechas se viven con mucha intensidad desde, en y con la política. Cosa que en un país tropical es una bendición o una maldición; depende de qué lado estés.

17 años esperando una respuesta a mis miedos solo me han enseñado a vivir con esos miedos bajo la almohada, a esconderlos cada noche. Saben como se siente? Si, lo saben bien, eso cansa, agota hasta que te duelen los huesos; mata las ganas de que tu país sea tu plan A, B, C o D y no queda otra que romper en llanto ante la posibilidad de vivir los días con esta desesperanza inútil que te despierta de madrugada, con la frustración de saber que no te alcanza para salir de tu realidad a inventarte otra. Eso que no te deja dormir. Así como te despierta el miedo a que vuelvan a entrar por la ventana y te droguen mientras duermes abrazado a tu hijo y se lleven tus 3 cosas de valor, sin las que puedes vivir; pero con lo que se llevan, te dejan el miedo y las ganas de correr con tu pasaporte en la mano.

Entonces una tarde como hoy me siento a llorar de angustia y no me puedo encerrar en mi cuarto a vivir deprimida, no, porque tengo que esperar que "pongan el agua" para lavar los platos y preparar la comida que mi hija se lleva a la universidad porque en la mañana tal vez no hay agua.
No me puedo sentar "a deprimirme", porque cuando llega mi hija, me dice que ella sabe que esto va a pasar; si, esa que creció en esta vorágine que se ha comido los sueños de millones y ella tiene esperanza, tiene fe. Me dice que va a salir a recoger firmas, que va a estudiar mucho, me dice que ella es el futuro. Yo me derrito y lloro un poco mas. Me levanto y me lavo la cara.

Y así, dejo de escuchar discursos que se acomodan a lo que espero y abrazo a mis hijas, me lleno de su grandeza y respiro, una y otra vez; como si asistiera a una clase de parto sin dolor, sabiendo que lo mejor siempre llega al final.


Lo llamo: catarsis.

@GabyAcostaSoto