16 ago 2014

Vivir en el laberinto

Todos hablan del tema como expertos, gente que dice que entiende, gente que quiere entender, gente que quiere saber.

Yo solo quiero olvidar…

Cuando el doctor te mira a los ojos y te dice: tienes un cuadro depresivo, hay mucho por hacer. Eso te marca la vida. Dices: "¿Y ahora qué hago? Eso no puede ser verdad, solo es un momento difícil."

¿Sencillo? Sencillo es entrar en negación. Buscar tantas risas, buscar excusas, buscar motivos; entonces tus días se convierten en una permanente búsqueda de excusas para negar, para decir que, como tantas otras veces: ese doctor está equivocado.

El momento rudo, en que solo quieres llorar y correr, es cuando te das cuenta que vienes saliendo de la farmacia con una cajita de antidepresivos y demás pócimas para ayudarte a superar aquello que no quieres repetir en voz alta.

- Ve al psicólogo, tenemos que conseguir ayuda y superar esto.
- ¿Superar qué? Yo estoy bien…
Justo ahí se complica la cosa…

En este momento con apenas algunas (muchas) preguntas sin responder en la terapia, solo puedo saber que en algún lugar, en algún momento encontraré las respuestas.

Cuando tienes la fortuna de tener a tanta gente amada a tu alrededor, sabes que la mejor terapia, la mejor pastilla es hablar en voz alta. Repetir tus pensamientos, los de alegrías y los de tristeza.
Un abrazo, un te quiero…

Decidir deshacerte de todo aquello que no aporta nada positivo a tu vida, es el mejor primer paso, desde la calma, desde la conversación extendida, desde la necesidad de aprender a superar el hecho que no estás en este mundo para salvar a nadie de nada.

Ser agradecido con la vida es un té de paz para el alma. Soltar las emociones fuertes, dejarlas ser; amarrar lo bonito, entenderlo, superarlo. No hay que ser genio para saber que la vida no es tan complicada, sino que nos encanta tomar atajos y perdernos en la salida del laberinto.

Me gusta tomar avenidas y calles estrechas, sin miedo, sin apuro. Estoy aprendiendo a respirar y disfrutar el camino, ver menos por el retrovisor y más por la ventanilla. Tomar aire y disfrutar cada suspiro, es justo y necesario.

Soltar no es fácil. Se te hacen cientos de nudos pequeñitos en la garganta y la voz no te sale, no se puede soltar un nudo que lleva una vida amarrado a la trenza del zapato.
Deshacer el nudo... solo las manos de esa gente que sabe construir sabe deshacer.

A todas estas, lo mejor de un diagnóstico es tener la oportunidad de buscar herramientas, saber que en algún momento encontrarás la correcta para ti y con ello, aprender a superar.

En fin, hoy comprobamos que eso de "escribe que algo queda" siempre vale la pena… En voz alta es mejor.

Un café, un suspiro y muchas ganas es mi mejor medicina.  Eso, y la sonrisa de mis amados cuando dicen Te Quiero es un guarapito para el alma.

No es una confesión, es una herramienta de liberación.


Gaby.